lunes, 19 de agosto de 2013

Es una corazonada

Aquí tenés algunas explicaciones de la corazonada.  En tus escritos ¿Como no hacerle caso?


"Una corazonada es la creatividad tratando de decirte algo."
Según Frank Capra.

  • Impulso espontáneo con que uno se mueve a ejecutar cosas arriesgadas o difíciles.
  • Cierto movimiento interior que hace entrever y presagiar lo que ha de acontecer.
    - Sinónimo: presentimiento
Según Wikcionario.


El ser humano es muy complejo en el plano de la acción porque puede actuar en base a un criterio racional, analizando todas las ventajas y los inconvenientes de haber dado un paso. Y también, en base a un criterio emocional o sentimental. A nivel popular, las corazonadas están vinculadas con la fuerza que produce una intuición interior. Tiene tal luz y firmeza que prácticamente, te resulta imposible no seguirla. Escuchar esas corazonadas puede ser muy importante, pero en cambio, no es bueno vivir la vida siempre al compás de los impulsos. De hecho, también existen corazonadas que no llevan a ninguna parte, es decir, la ilusión y el deseo previo no son acordes a la realidad.

Sentir una corazonada es bonito porque te hace soñar, te permite ir más allá de los límites de la realidad y también, de la lógica. Incluso, puede que te sientas más joven al compás de un deseo que te renueva por dentro. Y por supuesto, este deseo te conecta de una forma clara con tu felicidad y con aquello que de verdad te importa. Seguir una corazonada muestra valentía y fuerza.
Una corazonada te ofrece una información diferente a la puramente racional, pero está claro que la vida y la existencia en general, no pueden reducirse únicamente a los márgenes de lo racional. Existen intuiciones que se hacen realidad, corazonadas que se cumplen y mensajes internos que a pesar de no tener un soporte científico te ofrecen una gran credibilidad. Es posible tener una corazonada en todos los ámbitos de la vida. No sólo en el amor y en el terreno sentimental, sino también, en el plano del trabajo.
La sabiduría que se esconde detrás de una corazonada puede ser muy grande por ello, también hay que tener la valentía de escucharla.
Según Psicoblog

En el tercer círculo del Calendario Azteca vemos como los antiguos Mexicanos nos dicen que nuestra vida emerge del agua. En Nahuatl, agua se dice “Atl”. Y región se dice “Tlan.” Región del agua, entonces se dice “Atlan.”
Todos, antes de nacer, vivimos en Atlan, en el agua, en el vientre de nuestra madre.
Ahí, escuchamos el sonido de dos tambores. Uno suena desde lejos. Sus vibraciones las sentimos en todo nuestro cuerpo. Es un latido que ha estado ahí antes de nuestro tiempo. Es el ritmo por el que medimos todas las cosas. Es el corazón de nuestra madre.
Para cada uno de nosotros no hay un sonido como el latido de este corazón. Es un sonido único. No hay otro como el. Nuestro crecimiento ha sido acompañado por el.
Y hay otro tambor. Este tiene un ritmo más rápido que el primero: es nuestro propio corazón.

La vida empieza como el diálogo de dos tambores. El uno y el otro, aún cuando llevan ritmos diferentes, hacen una buena armonía.
Cuando salimos del mundo del agua al mundo del aire, mantenemos la facultad de escuchar y reconocer ya no sólo el latido del corazón de nuestra madre, sino el de todos nuestros seres queridos. Este fenómeno es conocido entre nuestra gente como “Corazonada” que quiere decir “mensaje del corazón.”
Bien que me acuerdo como mi abuelita se solía llevar la mano al corazón y decía “Una corazonada!”
Poco después, nos llegaba la noticia de que un familiar había tenido un accidente y estaba en el hospital. En ocasiones, mi abuelita hasta decía el nombre del familiar. “Pedro!”
Y al ratito nos anunciaban que el Tío Pedro había tenido un accidente.
Una y otra vez las corazonadas de mi abuelita resultaron ciertas. Ya ni asombro me causaban. Llegue a confiar en sus corazonadas por completo.
“Cómo es que usted siente esas cosas?” Un día le pregunte.
Se me quedo mirando por un momento y me dijo
“Cómo es que no las sientes tú?”
Le dije que obviamente mi corazón no tenía nada que decirme, y que ella tenía algo especial.
Mi abuelita se rió y sacudió la cabeza.
“Tu corazón también te habla” me dijo “pero su voz es mas quedita que la voz de tu cabeza. Tu corazón te habla con sentimientos, con imágenes, como las que ves en tus sueños.
Cuando quieres a alguien, el corazón de esta persona también te habla. No importa que tan lejos estén.
Vas a tener mas chance de tener una corazonada cuando estas tranquilo, cuando no tienes muchas cosas en la cabeza. La gente mayor es mas tranquila, ya no anda con tanta prisa. Por ello tienen mas corazonadas, pero cualquiera, no importa que tan joven o viejo sea, puede tener corazonadas.”
Mi abuelita luego me dijo que nuestro corazón es lo que le da sabor al mundo de nuestro alrededor. Nuestro corazón nos llevaba a ver a los demás con buenos o malos ojos.
“La manera en que nos relacionamos con los demás –me dijo- no esta en nuestra cabeza. Está en nuestro corazón.”
Mi abuelita me dijo que el odio y la envidia son los peores venenos del corazón, y que un corazón envenenado es la fuente del mal. Que si alguna vez me viera afligido por uno de estos venenos, que me hiciera una barrida, y que si la barrida no funcionaba una limpia, y que si la limpia no funcionaba ... una purga!
Que les dijera a mis seres queridos “Estoy de mírame y no me toques!” Que les advirtiera que estaba malo, no con una enfermedad del cuerpo, sino con una peor. La enfermedad del alma, el odio y la envidia, y que pidiera ayuda al cielo para que estos males se me salieran del corazón.
(...)
Mi abuelita me dijo que no solo se reciben corazonadas de peligros o sufrimiento de los seres queridos. También se reciben corazonadas de alegría. “Cuando por la nada estas contento –me dijo- es que te esta llegando la alegría desde lejos, del corazón de alguien que te quiere y está pensando mucho en ti.”
Muchos años después, y a muchas millas de distancia del pueblito de mi Abuelita, cuando vivía entre los Indios Pit River en California, al pie del volcán Shasta, me encontré echando de menos a mis dos hijos mayores que estaban en Colorado. Un viejo curandero de la tribu me miró y me preguntó qué es lo que tenía en el corazón.
Le dije. El asintió con la cabeza y me dijo en vez de mandarles pena a mis hijos, les enviara mi cariño. Acto seguido, saco de su bolsa incienso, lo prendió y me dijo
“Hay que cantar, y la canción les llevará tu corazón a tus hijos.”
El anciano canto una canción de su tribu, pero yo no me sabía la letra. Paró y me dijo que les cantara una canción a mis hijos que fuera especial. Me acordé de una canción que les hice cuando estaban chiquitos, y la cante, ahí, con aquel hombre, a un lado de el volcán. Y le puse mi sentimiento, le puse mi corazón.
Me sentí mejor.
Entrando a mi casa sonó el teléfono.
Eran mis dos hijos, diciéndome que de un de repente les había llegado el sentimiento de llamarme para decirme que me querían.
La corazonada sigue...

Según Roberto Dansie
Página de Roberto



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